Un líder efectivo no puede ser ni demasiado escéptico ni ciegamente confiado. El exceso de escepticismo conduce a la autocracia, mientras que la credulidad sin filtros se convierte en un “laissez-faire” que deja todo al azar. Encontrar el punto medio es un reto crucial para el liderazgo adaptativo.
Un equilibrio estratégico entre la duda y la confianza permite evaluar con criterio la calidad del trabajo, el desempeño de un equipo y la efectividad de los procesos. No se trata de confiar en todo, ni de medirlo todo con el mismo estándar, sino de conocer cuándo ser escéptico y cuándo depositar confianza.

¿Cómo lograr este balance?
🔹 Autoconocimiento: Comprender nuestras tendencias de liderazgo y cómo influyen en nuestra toma de decisiones.
🔹 Flexibilidad: Un solo estilo de liderazgo no basta. Adaptarse a las circunstancias y a las personas es clave para la efectividad.
🔹 Evaluación constante: Medir resultados sin perder de vista el factor humano. No todo es cifras, pero tampoco todo puede basarse en percepciones.
📊 8 de cada 10 líderes desconocen su estilo predominante y los estilos potenciales que podrían desarrollar. Identificar cómo tomamos decisiones y qué sesgos influyen en nuestra gestión es un paso esencial para mejorar nuestra efectividad.
💡 Yo, por ejemplo, tengo un estilo Situacional y Decisional, con soporte en Integrador. Sin embargo, cuando debo adoptar un enfoque Informacional o Relacional, mi objetividad se ve reducida. Ser consciente de esto me permite trabajar en ello y evitar reducir mi efectividad.
¿Conoces tu estilo de liderazgo? ¿Sabes cómo podrías desarrollarlo para potenciar tu capacidad de decisión? Si no, es momento de hacerlo.