En la vida, todos escribimos historias. Algunas de ellas nos definen para bien, y otras pueden marcarnos negativamente. Lo que es innegable es que, al final, seremos recordados por lo que hemos hecho, ya sea positivo o negativo. Entonces, la pregunta es: ¿qué historia estás escribiendo tú?
Un ejemplo que ilustra este punto es la historia de Rosie Ruiz. En 1980, durante la famosa Maratón de Boston, Rosie sorprendió al mundo al romper el récord femenino, cruzando la meta en 2:31:56, la marca más rápida en la historia de la competencia hasta ese momento. Venía de otra carrera en Nueva York, donde había logrado clasificar automáticamente a Boston gracias a su supuesto desempeño.
Sin embargo, la gloria de Rosie fue efímera. Poco después, surgieron sospechas sobre la legitimidad de su hazaña. Los datos no cuadraban y, finalmente, se descubrió que Rosie había hecho trampa. Parte de su recorrido lo había realizado en el metro de Nueva York, en lugar de corriendo como el resto de los participantes.
Rosie Ruiz falleció en 2019, y su nombre es recordado no por su esfuerzo o logros legítimos, sino por su engaño. Aunque no sabemos si fue una buena amiga, hija o compañera, lo que es un hecho es que será recordada como una tramposa.

La Lección de la Historia de Rosie Ruiz
La historia de Rosie nos deja una gran enseñanza: las trampas pueden otorgar victorias temporales, pero al final, el verdadero carácter de una persona sale a la luz. Quienes abusan del sistema, quienes manipulan y engañan para obtener recompensas inmerecidas, tarde o temprano reciben las consecuencias de sus acciones.
En la actualidad, las redes sociales están llenas de «Rosies» que, de alguna manera, se regodean en la farsa, ganando premios que no merecen y mostrando una fachada de éxito. Sin embargo, detrás de esa máscara, lo que esconden es un rostro que inspira lástima.
Querer que algo sea verdad no lo hace verdad.
¿Qué Historia Estás Escribiendo Tú?
Todos nos enfrentamos a la tentación de tomar atajos, de hacer trampa, de buscar el éxito rápido. Pero es importante recordar que la honestidad y la ética personal son los pilares que sustentan una vida significativa y un legado duradero. Al final, no importa cuántas medallas o reconocimientos acumules si estos han sido obtenidos de manera injusta.
Así que, la próxima vez que te encuentres en una situación en la que el atajo parece tentador, pregúntate: ¿Qué historia quiero que recuerden de mí?